viernes, 20 de marzo de 2009

El juego cósmico y el masaje constelar (Un pequeño cuento)



Nuestro camino esta trazado desde las estrellas, por las estrellas. Y desde ahí, cuando nos perdemos, ellas nos mandan "mensajes", "pistas" e incluso "facilitadores" o "sanadores", para que nos ayuden a reencontrar el camino.

En el juego de Lilac, los hilos que vertebran nuestra marioneta son aquellos que nos enlazan con nuestro árbol genealógico, como es lógico…
En su no acabar, en su trepidante manifestación de la vida a través del ser humano, los personajes se suceden, uno tras otros con solución de continuidad, sin llegar prácticamente a poder diferenciar una marioneta de otra.

Interaccionando unos con otros, la vida persigue la solución.
Entendiendo por solución aquella manifestación que permite la existencia desde el gozo y la verdad, desde la sabiduría, la belleza y el amor, desde el centro mismo de la propia vida.

Cada marioneta nueva, pese a percibirse como elemento único e irrepetible (que de hecho los es), es además la integral de miles de vidas que han hecho posible esa "marioneta" que uno siente ser.
Conforme el personaje va interactuando con los otros, va mezclando sus hilos nos vamos quedando aturdidos, tanto que olvidamos los hilos reales por los que nos conducen las estrellas. Otros preferimos olvidarnos, desentendernos, ocultarnos de nosotros mismos.

En un tiempo de ampliación de consciencia como el que vivimos planetariamente, la identificación-desisdentificación con nuestro árbol genealógico es primordial para traer luz a nuestras vidas.
Es fundamental la aceptación de todo lo que ha hecho posible que estemos aquí. Asumir la condición de humanidad desde el respeto y amor profundo que ello supone.

En este sentido el masaje constelar opera reparando los lazos que nos une con la verdad, con nuestro origen más inmediato; mama-papa, abuelos y bisabuelos.

Feliz viaje de retorno a casa. Que el amor se manifieste en ti.

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